Los contratos inteligentes se tratan de un término acuñado por Nick Szabo en los 90, que busca definir contratos que no requieren la intervención del Estado, de papel, ni operadores de justicia para hacerse valer porque tienen la capacidad de ejecutarse automáticamente y consisten en sentencias programadas en lenguaje máquina cuya precisión no da lugar a interpretaciones.
La confianza como base de las relaciones mercantiles.
Dentro de los elementos que componen las relaciones mercantiles uno de los más importantes es la confianza, técnicamente conocido como el crédito dado que en la actualidad la internet ha ido borrando las fronteras para hacer negocios, comenzaron a surgir terceros confiables para garantizar el cumplimiento de las obligaciones, típicos en la conocida web 2.0, para una transición completa a la web 3.0 es necesario eliminar los terceros confiables y consolidar los negocios p2p.
Por otro lado, muchos comerciantes utilizan dinero ajeno para hacer crecer sus negocios y aquí radica el punto fundamental del crédito, a pesar de que las entidades financieras hacen exhaustivos análisis de riesgo, es necesario para ellos garantizar el pago de la obligación y es aquí donde toma posición el préstamo con fianza, con prenda o hipoteca los cuales se materializan a través de un contrato escrito, más aún cuando los contratantes se encuentran en distintas latitudes del mundo, situación en la que es poco probable hacer una entrevista personal cara a cara. En dicha situación es necesaria la intervención de alguna entidad que ayude a plasmar la obligación con sus respectivos colaterales.
Es pues, la confianza lo que motoriza el mundo de los negocios y para conseguirla es necesario que se den ciertas condiciones que den tranquilidad a ambas partes, esa es la función del contrato. Esta idea llevada al creciente mundo digital nos llevaría a una respuesta posible y es el contrato inteligente, herramienta que nos ayuda a eliminar terceros y por ende a economizar las relaciones contractuales en internet, estén donde estén las partes.
Sistemas de identidad centrados en el usuario.
Una desventaja de estos contratos es la posibilidad de saber que la persona que firma del otro lado es quien dice ser o tiene la capacidad de contratar según las normas del Derecho Civil, porque usan el sistema de identidad centrado en el usuario que contribuye con la privacidad a través de la emisión de una dirección que identifica a cada una de las partes, sin embargo, no garantiza que la persona que está contratando del otro lado es capaz de adquirir obligaciones, lo cual deja dos opciones, repensar el sistema de identidad en el que exista un equilibrio entre privacidad y seguridad o dejar la carga de la prueba al interesado que quiera anular ese contrato, es decir, debe demostrar que el negocio fue ejecutado por esa persona incapaz y no otra.
Las causas extrañas no imputables al deudor.
Existen posibilidades que implican el incumplimiento involuntario del deudor manifestadas específicamente en las causas de fuerza mayor y el caso fortuito, los cuales son hechos imprevisibles que aún así afectan la relación contractual, el problema de esto radica cuando esa causa extraña no imputable al deudor ocurre fuera de la blockchain. De forma nativa la blockchain no tiene forma de obtener datos de lo que ocurre fuera de ella, se hace necesario utilizar oráculos adecuados según la relación contractual de que se trate, de manera que el contrato no se ejecute automáticamente en detrimento patrimonial de la parte afectada.
Un oráculo es una base de datos que recauda información de lo que ocurre fuera de la blockchain y la incorpora con la finalidad de que se ejecuten los comandos que se tienen programados. Entendiendo que los contratos inteligentes van a desplegar consecuencias con base en la información que recaban los oráculos se debe tener ciertas precauciones, ya que si se ve comprometido puede emitir información corrupta que va a afectar intereses legítimos que darán lugar a controversias.
Conclusiones.
Hasta ahora para garantizar la seguridad jurídica deben coexistir ambos órdenes el digital y el tradicional en el que plataformas de arbitraje estarán mejor especializadas, la confianza en los nuevos sistemas se dará paulatinamente y debe ser así, ya que una adopción abrupta trae desastres como los ya ocurridos con las estafas a través de ICOs y demás tipos de estafas existentes.
Mientras se vayan sumando más personas más esfuerzo se debe emplear en la educación, la instrucción de los usuarios es la que puede garantizar la seguridad, más allá de cualquier regulación.